jueves, 29 de octubre de 2009

¿SE PUEDE MIRAR DENTRO DE UN FÓSIL?

Un estudio realizado por la Universidad de Zaragoza (UNIZAR) ha aplicado por primera vez en España un novedoso sistema de visualización en 3D para observar el interior de un pequeño fósil equinodermo de hace 510 millones de años encontrado en el Parque Natural del Moncayo.

Los beneficios de esta metodología son incalculables frente a las técnicas destructivas aplicadas hasta ahora para acceder y estudiar lo que los caparazones, la roca o los huesos ocultan.

Este nuevo método de penetración en el interior del fósil ha sido posible gracias a la colaboración con investigadores del Imperial College de Londres, centro que cuenta con tecnología de alta resolución, superior incluso a la que se aplica en la tomografía axial computarizada (TAC o escáner) en el diagnóstico humano.

Los resultados de esta investigación, realizada por Samuel Zamora (IUCA-Universidad de Zaragoza) en colaboración con Imran A. Rahman (Imperial College, Londres) acaban de ser publicados en la revista británica Zoological Journal of the Linnean Society.

En el estudio, realizado en el marco del Proyecto Consolider (Murero) que dirige Eladio Liñán (UNIZAR), se detalla la nueva técnica aplicada sobre este fósil hallado hace ya cuatro años en el Moncayo, de apenas un par de centímetros de longitud y color blanco brillante, que resalta claramente sobre la matriz rocosa rojiza que lo rodea. Este animal, que se conserva en el Museo de Paleontología de la UNIZAR, pertenece a los equinodermos, grupo en el que hoy en día se incluyen también, animales como el erizo o la estrella de mar.

Ventajas de la visualización 3D

Una de las principales obsesiones de los paleontólogos es el poder penetrar y observar el interior de los fósiles. Durante muchos años esto sólo era posible utilizando técnicas de preparación, todas destructivas. Esto permitía acceder al interior de los fósiles pero, por contra, era necesario pagar un precio muy alto y los ejemplares eran destruidos, tal como reconoce el investigador aragonés Samuel Zamora. Sin embargo, cuando los fósiles son únicos, como ocurre con el ejemplar objeto de este estudio, es imposible analizarlos mediante métodos radicales.

De ahí la trascendencia de aplicar esta nueva técnica de visualización 3D, que permite realizar series con cientos de radiografías en dos dimensiones del objeto de estudio, y que tras su montaje se obtiene el modelo en 3D en el ordenador. La técnica es la tomografía axial computarizada (TAC), que es una tecnología sanitaria de exploración de rayos X que produce imágenes detalladas de cortes axiales del cuerpo.

Esta máquina crea múltiples imágenes en rodajas (cortes) de la parte del cuerpo que está siendo estudiada. Finalmente, una computadora combina todas estas imágenes en una imagen final.

Un equinodermo muy antiguo

La trascendencia científica de este estudio no sólo radica en la tecnología aplicada sino en el propio fósil estudiado. Y es que el fósil hallado en el 2005 en el Moncayo constituye un nuevo género y especie bautizado como Protocinctus mansillaensis.

Este fósil es uno de los miembros más antiguo y primitivo de los equinodermos, pero presenta unas características que lo hacen muy diferente de otros equinodermos actuales. Tiene cola, no tiene simetría radial, una gran placa opercular cubre su parte anterior y sólo tiene un ambulacro (radio).

De hecho, no es posible comparar directamente a Protocinctus con los equinodermos actuales porque, a pesar de pertenecer al mismo grupo, es muy primitivo. Más de 500 millones de años de evolución lo alejan de sus representantes actuales, como la estrella de mar, de ahí que su morfología sea tan diferente.

Un ancestro común para humanos, graptolitos y estrellas de mar

La biología molecular actual reconoce que los equinodermos están muy emparentados con otro grupo de animales marinos, los hemicordados o gusanos bellota, cuyo pariente fósil más familiar para los paleontólogos son los graptolitos. Ambos, hemicordados y equinodermos compartieron un ancestro común. Estos dos grupos junto al de los cordados (al que los humanos pertenecemos) forman los deuteróstomos. Esto significa que, a grandes rasgos, la estrella de mar, los humanos y los graptolitos compartimos un ancestro común.

Los genes de hemicordados y equinodermos son muy parecidos, pero con diferencias. Mientras que los primeros son bilaterales, los segundos tienen simetría radial, además los hemicordados no tienen caparazón de calcita y presentan hendiduras branquiales. Protocinctus presenta muchas de sus características que recuerdan a las que se observan en los hemicordados y en las larvas de los equinodermos.

Su esqueleto asimétrico con cola, su boca en posición derecha, la presencia de un sólo ambulacro o la faringe interna perforada por hendiduras branquiales son características que seguramente fueron primitivas dentro del grupo de los equinodermos. A medida que los equinodermos evolucionaron introdujeron novedades en su morfología, alejándose de su condición ancestral (primitiva).

Fuente: SINC

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JGA

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Dr. Ciencias Ambientales y Biólogo