jueves, 9 de julio de 2009

ESOS FALSOS RECUERDOS...



A veces recordamos cosas que no nos han pasado nunca. Este fenómeno tiene implicaciones sobre todo en el ámbito judicial, por las repercusiones que puede tener en las declaraciones de testigos y de víctimas, pero también se puede observar a menudo en situaciones de nuestra vida cotidiana. Uno de los casos más habituales es tener falsos recuerdos de situaciones vividas durante la niñez que creemos recordar porque nuestros familiares nos las han explicado muchas veces.

Un estudio publicado a la revista norteamericana The Journal of Neuroscience, liderado por el grupo de investigación en Cognición y Plasticidad Cerebral del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y de la Universidad de Barcelona, ha relacionado las diferencias individuales en la manera de crear nuestros recuerdos con la microestructura cerebral. Concretamente, ha descubierto que las diferencias individuales en la recuperación de la memoria verdadera y la falsa podría estar relacionada con las diferencias en la organización de la substancia blanca del cerebro.

Los investigadores estudiaron la estructura de la substancia blanca cerebral (mayoritariamente la estructura axonal) de 48 voluntarios sanos. Para hacerlo, utilizaron una nueva técnica de diagnóstico por la imagen a partir de tomografía por resonancia magnética denominada Diffusion Tensor Imaging (DTI). Antes de hacer la resonancia, los participantes pasaron una prueba de memoria.


Palabras relacionadas

Se trataba de hacer recordar a los participantes del estudio listas de catorce palabras relacionadas semánticamente. Por ejemplo, una lista podía consistir en las palabras “sofá”, “mesa”, “sentarse”, “pupitre”, “balancín”, “piernas”, “taburete”, “madera”, etc. Inmediatamente después de escuchar la lista, el participante tenía que escribir todas las palabras que recordaba. Después de escuchar todas las listas, se les pasaba un cuestionario de reconocimiento en el que se presentaban palabras incluidas en las listas anteriores (por ejemplo, “sofá”), junto con palabras totalmente nuevas (“camisa”) y también palabras que no habían aparecido pero que estaban relacionadas semánticamente con el contenido de la lista (por ejemplo, “silla”).

El participante tenía que decir si la palabra había aparecido o no durante el experimento y cuál era el grado de recuerdo (si la recordaba mucho o poco). Curiosamente, en el 75% de los casos, los participantes decían que la palabra nueva relacionada semánticamente (tipo “silla”) había aparecido en la lista. Incluso algunos participantes aseguraban haber escuchado la palabra en cuestión.
Este efecto, que ya se conocía con anterioridad, es muy robusto (paradigma de Deese-Roediger-McDermott, DRM) y ejemplifica la maleabilidad de nuestra memoria, de cómo el recuerdo se va construyendo de forma progresiva y de cómo es susceptible a las distorsiones o recuerdos falsos.

A continuación, los investigadores evaluaron la actividad cerebral mediante la técnica de imagen por resonancia magnética para compararla con los resultados obtenidos en el test.

Los autores del estudio encontraron que la tendencia a generar recuerdos verdaderos y falsos está relacionada con las diferencias individuales en la substancia blanca cerebral. Es decir, que la tendencia a tener recuerdos verdaderos está asociada a un fajo de substancia blanca (vías axonales que conectan áreas de la corteza cerebral) que une las zonas del hipocampo y el parahipocampo. Todas estas estructuras están vinculadas al recuerdo y al almacenamiento de memorias. En cambio, la tendencia a generar falsos recuerdos está relacionada con otro fajo de substancia blanca (el fascículo longitudinal superior) que conecta estructuras fronto-parietales. Estas estructuras han sido relacionadas en otros estudios con la falsa memoria.
Según el primer firmante del estudio, Lluís Fuentemilla, “el hecho más interesante de esta investigación es que muestra que las diferencias cognitivas en la generación de recuerdos falsos y verdaderos están asociadas a diferencias estructurales en la forma como se conectan diferentes zonas del cerebro que se encargan del procesamiento de estas funciones”.

El Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) es una fundación creada el año 2003 que gestiona la investigación que se lleva a cabo en el Hospital Universitario de Bellvitge, el Instituto Catalán de Oncología, la Universidad de Barcelona, el Instituto de Diagnóstico por la Imagen y el Banco de Sangre y Tejidos. El Idibell está integrado en el parque científico de salud de l’Hospitalet, Biopol.

Fuente: SINC

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JGA

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Dr. Ciencias Ambientales y Biólogo